San Ildefonso

Los Jesuitas, o San Juan Bautista


Iglesia de San Ildefonso - J. Laurent & CIA. 1880 - RijksMuseum
Iglesia de San Ildefonso - J. Laurent & CIA. 1880 - RijksMuseum

La iglesia de San Ildefonso es una iglesia de estilo barroco localizada en el centro del casco histórico de la ciudad de Toledo, España. También es conocida como la iglesia de los jesuitas y se encuentra consagrada a san Ildefonso de Toledo, patrón de la ciudad y Padre de la Iglesia.

 

Su construcción, que se prolongará durante más de cien años, comenzó en el año 1629, En el sitio que ocupa esta parroquia existieron antiguamente las casas de Esteban y Lucia, padres de San Ildefonso, siendo después de don Esteban de Illan y más adelante de los condes de Orgaz, conocidas con el nombre de las Palomas. En el año de 1588, cuando ya era casa profesa y escuela de los jesuitas, se encontró una estatua de piedra que parecía representar á la Virgen, y una lápida con esta palabra en caracteres góticos primitivos: Gudman, lo cual puede servir de prueba para demostrar la antigüedad de tan ilustre familia.

 

Levantado este templo en el siglo XVII y XVIII, no podía menos de revelar el estado de absoluta decadencia de las artes, ó el espíritu exclusivista que animó á la reacción verificada á fines del mismo. Sin embargo se encuentra colocado entre una y otra cosa: tiene las pretensiones del exclusivismo y los resabios de los Churriguerras y los Tomés; por lo que nos parece conveniente trasladar aquí lo que dice uno de los escritores que más abogaron por la reacción mencionada.

 

El colegio que fue de los expulsos de la Compañía, hoy parroquia de San Ildefonso, es obra ostentosa, particularmente en la fachada de la iglesia. La arquitectura quiso ser corintia y tiene dos grandes cuerpos, con varias estatuas repartidas en los nichos que hay entre las columnas. Encima de la puerta principal hay un bajo relieve de Nuestra Señora y San Ildefonso. Es obra del siglo XIX y acreditada en Toledo, de buena arquitectura; pero en realidad no lo es, aunque se pensó en ella. A más de la hojarasca y ornatos impertinentes que tiene, son pesadas sus partes y sin gentileza. Oí decir que pensaron en esta fachada imitar en todo el modelo de planta de las iglesias jesuitas de Palencia y de Alcalá de Henares y también el de la iglesia del Gesù, principal casa de la orden jesuita en Roma, que hizo Giacomo de la Porta,

 

La traza ha sido atribuida a Juan Bautista Monegro, por aquel entonces maestro mayor de la catedral. Sin embargo, no fue él quien se encargaría de la construcción del templo, sino Pedro Sánchez, un hermano jesuita, por lo que los diseños originales fueron modificados, lo que conllevó cambios en la fachada y en la cabecera. El arquitecto jesuita Pedro Sánchez murió pocos años después, en el año 1633, y fue sustituido por otro compañero de su orden, Francisco Bautista, a quien se debe la fachada retablo de estilo también barroco, que domina la ciudad desde su elevada posición. Pasados varios lustros, en el año 1669, Bautista dejaría su lugar a Bartolomé Zumbigo, arquitecto natural de Toledo, quien terminó las torres y la fachada. Ya entrado el siglo XVIII, en 1718 se consagró la todavía incompleta obra, a la que le faltaban aún por terminar la sacristía, la capilla mayor y el ochavo, que contiene el relicario. Casi medio siglo después, en 1765, por fin se pudo concluir la construcción del templo, que en su tramo final había sido dirigida por José Hernández Sierra, arquitecto de Salamanca.

 

No puede en nuestra opinión estar este juicio mas conforme con la buena crítica. Aunque falta de proporciones y abrumada de adornos de mala catadura, la portada de San Juan Bautista señala un paso, aunque no muy pronunciado, hacia las buenas máximas tan olvidadas entonces. Lo malo fue que cuando se proclamaron las reglas no se adelantó gran cosa, y se perdieron en cambio multitud de bellezas que podían haber dado mucha vida á la arquitectura. Pero á haber sucedido esto, lejos de ser una reacción hasta cierto punto censurable, hubiera sido un renacimiento plausible.

 

Tan sólo dos años después de terminada la iglesia, la orden de los jesuitas fueron expulsados de España por orden del rey Carlos III bajo la acusación de haber sido los instigadores del Motín de Esquilache, que había tenido lugar en 1766. Tras la supresión de la Casa Profesa de Toledo, por problemas económicos en el inmueble, se instalan a partir de 1732, el Colegio de San Eugenio y San Ildefonso hasta la expulsión de los jesuitas en 1767. Y la iglesia seria conocida como de San Juan Bautista.

 

A partir del Decreto de expulsión (1767), parte de su fábrica, se utiliza como universidad, hasta que el Cardenal Lorenzana cede el edificio al Santo Oficio. La inquisición permaneció en él hasta 1834, cuando tras su supresión, todos sus bienes pasaron al Estado. Con posterioridad el edificio es ocupado por diversos organismos públicos; instalándose, entre otros, en este siglo; la Delegación de Hacienda y Telégrafos, el Gobierno Civil y, temporalmente la Diputación Provincial e incluso un cuartel de la Guardia Civil. La Compañía de Jesús no recuperó la iglesia hasta el siglo XX.

 

La planta del templo es de cruz latina, viéndose exornado de un cuerpo de arquitectura de orden corintio, compuesto de doce pilastras que asientan sobre un alto zócalo. El cornisamento, que está muy recargado de adornos, es demasiado saliente, lo cual produce mal efecto. En los intercolumnios del cuerpo de la iglesia se encuentra un apostolado en figuras de madera del tamaño natural, que si bien no tienen un mérito relevante, tampoco merecen pasar desapercibidas á la vista de los viajeros. Hay también colgados en los postes algunos cuadros apreciables, y entre ellos llamó nuestra atención uno que figura un Ecce-Homo de medio cuerpo, no debiendo olvidarse el Bautismo de Cristo, colocado en el retablo colateral de la Epístola, firmado por Alonso del Arco en 1702, así como el San Gerónimo que se conserva en la Sacristía, el cual nos parece una buena copia de Rivera.

 

 

La iglesia de San Ildefonso, que contó al tiempo de la supresión de los jesuitas con excelentes cuadros de Rivera, Blas de Prado y Dominico Theotocópuli, algunos de los cuales existen ahora en la Academia nacional de san Fernando, El interior de la iglesia, con su nave principal con forma de planta de cruz latina, es de grandes dimensiones y de color blanco. En dicha nave destaca la elevada cúpula sobre el crucero. En el transepto se encuentran dos grandes retablos barrocos. De ellos, originarios de la iglesia, uno es San José obrero con el Niño, obra de Germán López Mejía; y el otro es El Bautismo de Cristo, del artista Alonso de Arco y fechado en 1702.

 

A ambos lados de la nave principal se encuentran comunicadas entre sí sendas hileras de cuatro capillas menores cada una, decoradas profusamente en estilos barroco y rococó. Las capillas del lado noreste del edificio, en orden desde el transepto, están dedicadas a la Virgen de Fátima, a san Francisco Javier, al Santísimo Cristo Crucificado y a san Francisco de Borja.

 

Del lado suroeste se encuentran las dedicadas a la Inmaculada, a la Dolorosa, a san Ignacio de Loyola y al Cristo de los Mártires. En una esquina del templo se encuentra la capilla ochavada en la que se guardan y veneran las reliquias de la iglesia. De paredes oscuras y rojas y coronadas por su propia pequeña cúpula, esta capilla alberga además la figura de la Virgen del Socorro, que también es obra de Germán López Mejía.

 

Gobernando la nave tras el altar mayor, la iglesia de San Ildefonso cuenta con un retablo que es una pintura al fresco realizada por Alejandro y Luis González Velázquez que presenta trampantojos y que relata la descensión de la Virgen sobre san Ildefonso para la imposición de la casulla.

 

Bajo el retablo de ilusionismo arquitectónico y tras el altar está situado un tabernáculo de madera dorada que presenta una talla de la crucifixión. A lo largo de toda la nave se hallan distribuidas catorce estatuas dedicadas principalmente a los apóstoles y que fueron esculpidas, como uno de los retablos y la Virgen del Socorro, por Germán López Mejía.

 

Otros apuntes de interés:

Documento Fundacional de D. pedro y Doña Estefanía Manrique

“Por cuanto se tiene por tradición que el glorioso san Ildefonso, arzobispo y patrono de la ciudad nació en estas casas donde ahora hacemos esta fundación, y por la mucha devoción que nos, don Pedro y doña Estefanía Manrique tenemos a este glorioso santo, queremos y es nuestra voluntad que la advocación de la dicha iglesia, que así se ha de labrar, sea de este glorioso santo y que su imagen se ponga en el retablo del altar mayor en el lugar más principal”.

 

Las Tumbas de los Fundadores

Bajo el altar mayor debía edificarse una bóveda para acoger los cuerpos de los hermanos fundadores y de sus padres y en el altar mayor dos arcosolios cobijarían sus figuras de bulto, arrodilladas en adoración hacia el altar, dos a cada lado, los hermanos y sus padres, don Gaspar Manrique, caballero de Santiago y doña Isabel de Castilla. Nada de esto se llevó a cabo por finalizarse la obra décadas más tarde, en un tiempo en el que estas formas ya no se usaban. Los cuerpos de los hermanos Manrique descansan no obstante, sobre las puertas de las capillas que flanquean el altar mayor a donde fueron trasladados desde la capilla primitiva sobre la casa de San Ildefonso en la que fueron enterrados inicialmente. Sus escudos, con las armas de los Manrique y los Castilla, se colocaron en las pechinas de la cúpula.

 

Fuentes:

Toledo pintoresca de José Amador de los Ríos 1845, cuando se conocía a la iglesia como de San Juan bautista

 

Y otras como: pares.mcu.es y wikipedía para ampliar con datos más actuales

Los datos de los fundadores proceden de la pagina web toledomonumental.com