Iglesia de San Bartolomé


Iglesia de San Bartolomé - de Fotografía - J. Briones
Iglesia de San Bartolomé - de Fotografía - J. Briones

La parte más antigua de la iglesia es la torre, ahora englobada en la nave del Evangelio, pero que en su origen fue una construcción exenta. La torre anexa se pensaba que era un antiguo alminar pero el reciente descubrimiento de dos tramos de escalera y una sepultura  cristiana en un pasillo interior, data la torre entre finales del siglo XI e inicios del siglo XII, Durante la restauración de 1940, se retiró el recubrimiento que tenía y se apreció su construcción medieval, también quedaron a la vista restos visigodos que tenía integrados en la misma.

 

En la iglesia se perciben varias reconstrucciones que han modificado la planta primitiva. La cita más antigua de la misma es de 1145, la estructura de la iglesia correspondería a una iglesia de una sola nave, lo cual puede comprobarse en vista del grosor de los antiguos muros exteriores del ábside, incorporados en el actual presbiterio, y aprovechados a fines del siglo XV, para abrir pequeñas capillas.

 

El  ábside central, de esta iglesia sigue un modelo muy próximo al del Cristo de la Vega o San Vicente, no parece anterior a fines del siglo XIII, está revestido en su parte exterior de tres cuerpos: 

 

El primer cuerpo consta de arcos redondos, los del segundo son apuntados y de herradura los del tercero, teniendo su planta la figura de un octógono. Todos los arcos son dobles, y se ven á sus lados dos lienzos, de muro, adornados de la misma manera.

 

Fue incorporada en 1877 como iglesia conventual al monasterio de Jerónimas de la Reina, cuando esta comunidad ocupó el edificio inmediato, por donación de la emperatriz Eugenia de Montijo. Un pequeño callejón que había entre la iglesia y el convento fue absorbido por estos con la construcción de un muro en la entrada al mismo, Tras la restauración acometida en 1957 ha servido como casa sacerdotal y es, actualmente, Seminario Mayor.

 

A mediados del siglo XIX José Amador de los Ríos indico en su libro “Toledo Pintoresca” que en el interior se conservan algunos lienzos, dignos de aprecio, siendo los principales un Crucifijo de Alejandro Seminus, con varias figuras arrodilladas delante, las cuales deben ser otros tantos retratos, y una Degollación de San Juan Bautista, debida á Luis Tristán, uno de los mejores discípulos del Greco. Ignoro si continuaran en la misma