El Alcázar de Toledo


Vista exterior del Alcázar de Toledo - Andreas Pic de Leopold - Manuel de Assas (1848) - Álbum artístico de Toledo - Litografía de D. Bachiller
Vista exterior del Alcázar de Toledo - Andreas Pic de Leopold - Manuel de Assas (1848) - Álbum artístico de Toledo - Litografía de D. Bachiller

Hay en el centro de España, Una ciudad, rico ejemplo de construcción de romanos,Visigodos y agarenos.

 

Fortaleza inexpugnable Los de Roma la dijeron; Paraíso de Sultanas Los africanos. Toledo Se alza sobre enhiestas rocas; Baña sus altos cimientos El Tajo, que la saluda Con sus murmurios eternos.

 

La cercan de triples muros Almenados aún, á estrechos Adarves y torreones, Con troneras y flecheros. Lucen sus puertas y puentes De los arcos en el centro, Sobre rocas esculpidas Las armas de tan gran pueblo son águilas imperiales Con dos reyes de armas, puestos Uno á la diestra del águila, Y otro en el costado izquierdo.

 

En desnivel agraciado Por lo quebrado del suelo Forma una vistosa pifia La ciudad, y causa miedo. Entre sus torres mudéjares Sas agujas y sus templos, Descuellan altos, muy altos, Dos edificios soberbios. Es el uno, la atalaya con la cruz del Nazareno Desafía inamovible La rudeza de los tiempos. Es la Catedral Primada, Del arte altivo museo, Gloria del pueblo cristiano Y de la gloria reflejo. Es el otro de Monarcas Que al mundo aquí leyes dieron, El Alcázar suntuoso De vetusto y noble aspecto.

 

Cuando el hidalgo Monarca Don Alfonso de Castilla, Al conquistar á Toledo Humillaba la morisma, Quiso reforzar sin tregua La muralla que da vista Al Oriente,y tras sus lienzos Tranquilo pasar la vida En humilde mansión, hecha Según su gusto y... malicia. —Para guardarse del tiempo Y de asechanzas inicuas— "Un anciano bajo, enjuto, Asiduo la obra visita, Y murmura y frunce el ceño Y muestra gran pesadilla.

 

Interróganle curiosos "Cuantos su amistad cultivan", Ansiosos de conocer La causa de su torpe irá.

 .— responde

 

"¿No veis insensatos Que las casas que fabrica El Rey, nuestro buen Alfonso, En mal asiento radican?...

Quien sobre fábrica mora Construye dentro Castilla,

Tarde ó temprano su casa Verá el pueblo destruida."

 

Mudos de asombro y espanto Tales razones oían Los caballeros cristianos, Y el viejo las repetía.

 

Más, predicciones tan negras, Desgracia tan inaudita, No vieron los castellanos Por su fortuna cumplida. Y se siguieron centurias, Y aquellas frases malditas Sólo hallaron el desprecio Del Rey á quien se decían.

 

Mejoraron la morada Que señor de tal valía Sobre torre de muslimes Alzara en lejanos días, Llegando á ser en los tiempos De Don Carlos "que aquí hacía El primero de este nombre" Mansión sublime, magnífica Alcázar non en Europa, Donde la grandeza misma De ambos mundos levantaba Con gran asombro su vista. En tiempo del Gantés César, Sin cuento se centuplican De nuevo augurios fatales Sobre su morada altiva.

 

Dicen que la noble señora, Viuda de Juan de Padilla, Al huir en triste noche de la capital vencida, ¡Mal haya dijo este Alcázar! Y si eu él Dios lo castiga De Don Carlos las maldades El fuego venga y le extinga.

 

Después, dicen varios pliegos, Iiestos de historias antiguas, Al salir el de Villena De borrascosa entrevista Con el Rey quien exigió Del que ciego obedecía Prestara espléndido albergue Sin tasa de tiempo ó días Al gran Duque de Borbón Que á Toledo á llegar iba, El obediente vasallo Así al andar repetía.

 

"¡Maldita mole de piedra Que guardas al que me hostiga...

Malhaya quien nace siervo Bajo tales tiranías...

Vengue mi odio en el palacio La ofensa en él recibida...

Caiga sobre él del averno Alguna chispa maldita!"

 

De agüeros y maldiciones Teniendo el pueblo noticia, No estuvo tranquilo un punto Desde la gran reconquista. Consejas, mitos ó cuentos, Fábulas exageradas, Parecen las predicciones De nuestra imperial morada.

 

Pasto de voraz incendio fue ai fin el severo Alcázar Toledano, el año de 1710. —Siendo las hordas infames Del Archiduque de Austria, Quienes pusieron entonces Dentro, fulgurantes ascuas.—

 

Un Cardenal bondadoso El gran palacio restaura, Y más tarde... ¡suerte adversa!. Vuelve á incendiarse la fábrica. De Napoleón las huestes ponen la tea incendiaria En los suntuosos salones, en las torres y en las cuadras, Después de hacer cruda guerra a la ciudad de más talla que tuvo un tiempo Castilla, Y hoy yace... ¡medio arruinada!

 

Ante tan ruda hecatombe, Ante suerte tan aciaga, Sobre los mismos escombros Renacen las esperanzas Viene á sentarse en el trono De nuestra querida España El joven Rey Don Alfonso XII, de memoria grata. Y apenas las riendas toma de la nación que le aclama, Se esfuerza, y esfuerza al pueblo Toledano, y se repara Nuevamente, hasta con lujo De antiguos reyes la casa.

 

Mas ¡ay! nueva desventura Sin piedad nos arrebata, Veloz, por la vez tercera, Tan ostentosa morada. ¡Yace en ruinas!... Quiso el hado O tal vez ley sobrehumana que en el mes de Enero del año de 1887 Se cumplieran profecías Hace siglos enunciadas.

 

Aún ruinoso, sus torreones Calcinados, y sus tapias Dirán al que A ellos se acerque: Aquí hubo un soberbio Alcázar (1) y (2).

 

(1) La presente narración se publicó en el periódico toledano el día 15 de Enero de 1887, á los seis días de haberse incendiado el notable Monumento.

(2) El fastuoso alcázar se volvería a reconstruir y re-inaugurar en 1900 por un nuevo Rey, volvería a ser destruido en 1936 en una sangrienta guerra entre hermanos.