Florinda la Cava



Se podría decir que esta es la madre de muchas de las leyendas existentes en Toledo.

 

Cuenta que Noble visigodo Don Julián Conde de Ceuta tenía una hija de una exquisita belleza de nombre Florinda. Buscando que su hija tuviese una buena educación y también un buen marido la mandó a la corte de Toledo. Donde entro a servicio del Rey Rodrigo Poco a poco el rey se fue enamorando de ella hasta que estando un día Florinda Bañándose en el río en la zona en que encuentra el torreón, la observó el rey que sin poder frenarse en su lascivia la forzó, Ella una vez ultrajada envió una serie de regalos a su padre entre ellos un huevo podrido.

 

Don Julián recibiéndolo comprendió lo que había pasado. Fue a Toledo a reclamar a su hija aunque para no levantar sospecha dice que debía llevarse a Florinda con él ya que su mujer estaba terriblemente enferma y sólo la visión de su hija podía hacer que recobrase algo la salud. Don Rodrigo no desconfía y entrega la chica a su padre. 

 

Don Julián regresa a Ceuta y más ofendido que nunca entabla conversaciones con Musa ibn Nusair para desembarcar en la Península Ibérica. Don Julián como venganza facilitaría el paso a las huestes musulmanas, el Rey Rodrigo se enfrentó a las huestes musulmanas en tierras del Guadalete, tambien traicionado por los partidarios de Wittiza que desertaron el día anterior a la batalla, quedando en inferioridad las tropas de Rodrigo. Perderían la batalla y la guerra a manos de los árabes que conquistarían Hispania.

 

Lo que no esperaba nadie es que los musulmanes tuvieran planeado quedarse allí.

 

El conde que traicionó al Rey, tras ser conquistado Toledo por los árabes, se ofreció como servidor de Tarik, este le respondió "Ya traicionaste a tu Rey y a tu patria, no quiero entre mi gente a sucios traidores" fue acusado de traición y posteriormente decapitado en la zona de Madridejos contándose como tradición que la cabeza de éste fue expuesta en el cerro desde entonces conocido por "Cabeza del Conde".

 

Dicen que después de aquello se veía a Florinda Vagar camino al Río mientras gritaba “Soy Florinda la Cava (que significa Florinda la prostituta) por quien se perdió una nación“.

 

Años después un hecho extraño vuelve a revivir estos acontecimientos. En pie sobre el torreón cuando la tempestad envolvía la ciudad aparecía una figura sin vida con el cabello suelto al aire volviendo su triste mirada a todas partes. Algunos fieles acudieron al valle para buscar remedio para ese mal a un viejo ermitaño que se acercó una noche a este lugar y al que tras muchas oraciones se le apareció la figura que le describieron los testigos.

 

“En nombre de Dios el misericordioso y todopoderoso ¿quién eres alma en pena y qué buscas cada noche en estos parajes?” -le manifestó el ermitaño a la figura mientras procedía a realizar su rito.

 

De repente la mujer se llenó de vida aquella noche y le dijo con una voz agonizada:

“Yo soy Florinda la maldita, Florinda la Cava, la hija impura del conde D. Julián. Cuando supe que España era por mi crimen esclava de los hijos de Mahoma, una voz interior se alzó en lo más profundo de mi alma mandándome venir sin tregua ni descanso a este lugar de mis culpas a buscar mi honor perdido en el Tajo. Perdí la razón pero no lo bastante para dejar de oír esta voz acusadora; mi vergüenza y mi dolor me mataron; aquí en este sitio testigo de mis torpes placeres yace insepulto mi cuerpo; mi alma aparece todas las noches en penitencia para llorar eternamente mi falta; y evocada por mi llanto el alma de Rodrigo baja también a llorar la suya a las rotas almenas de su palacio. Bendice en nombre del altísimo este lugar maldito y mi alma no volverá a aparecer en ellos.”

 

Tras un instante la sombra desapareció en medio de los humos de incienso que habían envuelto el lugar.

 

El ermitaño bendijo el lugar en nombre de Dios rezó por las dos almas y desde aquel día no volvió a verse en Toledo la sombra de Florinda.

 

La Cava (que también tendría el significado de cueva) también da lugar otra leyenda en la cual hay una cueva en el río y en su interior un cofre pero eso ya es otra historia.